The Final Cut: Racornelia y MACDO

Por: Andrea Rendón |@andrearendon__

Hace unos años conocí a Racornelia cuando terminaba de hacer su primer largometraje, platicamos sobre cine y prometimos quedar en contacto y así lo hicimos, hemos platicado muchísimo y por fin este año pudimos ver el resultado de su titánico trabajo: MACDO. Estrenada en festivales internacionales como Gijón y FIDMarseille, la película ha demostrado ser un tema de conversación en la crítica nacional e internacional, en donde Racornelia desafía los géneros y tiempos establecidos en el cine, además de mostrarnos una dinámica familiar que muchas personas conocemos demasiado bien en estas fiestas: los típicos tíos que te preguntan de todo o quieren hacer comentarios pasivo-agresivos para demostrar superioridad, alguna vieja rencilla que sale a relucir por milésima vez o solo celos o envidia. ¿Qué sería de las familias si no hubiera drama? Pero también nos hace cuestionarnos muchas formas de comunicarnos y de cómo podemos aceptar actitudes de los demás que nos dañan y pasamos a normalizarlas.

*_{Racornelia fue vestida por @raxadaproject con styling de @sigma.perez fotografías de @still.pont en el @teatrojovellanos en el marco del @gijonfilmfestival}*

MACDO es una película que nos invita a cuestionarnos y sobre todo cuando rompe totalmente la línea que llevó durante la primera parte, es sin duda muy interesante de ver. Racornelia ha hecho un trabajo por años para llevar a término la historia que quería contar y que nos ha obsequiado para el cine.

Hace unos días le entrevisté y esto fue lo que nos compartió:

Gaf: ¡Hola, Raki! Muchas gracias por aceptar esta entrevista. Quisiera preguntarte primer ¿por qué decidiste dedicarte al cine?

Racornelia: Desde la primera infancia estuve muy involucrada en la danza y la música, y eso me llevó de manera natural hacia el teatro. Cuando llegó el momento de decidir qué hacer después de la preparatoria, tenía muchas ganas de encontrar un espacio que reuniera todos mis intereses, que iban desde ciencias sociales hasta construcción. Tomé talleres de diseño industrial, de diseño de modas, de ilustración; hice trabajos como intérprete y asistí a una antropóloga en sus investigaciones… El cine siempre fue muy cercano para mí; una herramienta fundamental para construir mi imaginario y mis fantasías. Me gustaba tanto que ni siquiera me planteaba que pudiera ser una opción profesional. Fue hasta que empecé a trabajar con procesos de construcción en diseño —espacios, objetos, mundos— que me di cuenta de que el cine era una posibilidad real, y a partir de ahí las puertas comenzaron a abrirse.

Gaf: Te conozco desde hace varios años y siempre he tenido la inquietud de preguntarte sobre los pasos que seguiste para llegar hasta este momento. ¿Cómo ha sido tu camino en el cine?

Racornelia: A partir de mi interés por la construcción y de lo que había aprendido en diseño de moda y diseño industrial, unas amigas me invitaron a hacer diseño de producción para un cortometraje. En ese proceso me di cuenta de que adoraba articular espacios de ficción y personajes, y que ese acto tenía una dimensión profundamente estimulante para mí. Eso me llevó a escribir mi primer guion de cortometraje, Ludwika. Ese guion se convirtió en mi primer cortometraje como directora y también me permitió obtener el segundo lugar del Concurso Latinoamericano de Guion para Cine y Televisión, que ofrecía una beca parcial para estudiar cine. Yo necesitaba una beca completa, así que no pude tomar ese premio. Al año siguiente volví a concursar, gané el primer lugar y gracias a eso pude estudiar cine.

Gaf: ¿Cómo se fue formando el equipo que apoyó MACDO?

Racornelia: La primera persona que me apoyó para que MACDO sucediera fue Amat Escalante. Lo conocí en un taller de dirección donde cada estudiante tenía un espacio para presentar su trabajo. Yo mostré mi segundo cortometraje, que acababa de grabar y a él le gustó. Al final del curso nos compartió su correo y nos dijo que podíamos escribirle si necesitábamos retroalimentación. Un año después, cuando ya tenía el guion de MACDO, lo contacté para pedirle su perspectiva. A partir de esa conversación fui ganando la confianza necesaria para compartir el proyecto con otras personas.

Había trabajado recientemente en una película donde conocí a Gabriela Fernández, Adam Zoller y Raúl Locatelli, con quienes desarrollé una relación de trabajo muy cercana. MACDO se estaba articulando en mi mente y corazón, era mi fascinación máxima y de lo único que hablaba, de manera orgánica se enteraron del proyecto. Cuando decidí que iba a hacer la película eran mis contactos más cercanos para invitar al proyecto; Gabriela hizo el vestuario, Adam el maquillaje y peinado, Nohemi González, me recibió muchas mañanas en su casa a través de las cuáles se articuló el concepto para el diseño de producción. Todas estas personas talentosas me compartieron su sabiduría y talento… yo era a la vez directora y su asistente, después de cada sesión de trabajo yo me quedaba con tarea que resolver para la siguiente sesión. Todos estos votos de confianza fortalecieron mi convicción de hacer la película.

Gaf: ¿Por qué decidiste realizar MACDO?

Racornelia: No es una decisión que tomé, más bien yo era presa de la enorme necesidad de hacerla. Me rendí a ella bajo todas mis circunstancias, aún si parecían posicionarme lejos de hacer un largometraje. Me gusta trabajar cuando estoy cansada, porque no me puedo resistir, fue un poco así el proceso. Tenía varios años luchando, primero por encontrar un quehacer al que me sintiera perteneciente, luego a recibir una formación académica entorno a lo mismo; al graduarme, luchar contra el agobio y la incertidumbre del desempleo fue intoxicante… así que me rendí ante esa fuerza y le permití hacer de mí y de mi película lo que quisiera.

Gaf: ¿Por qué decidiste grabarla en Hi8 y trabajar con improvisación?

Racornelia: Hice MACDO con la cámara que tenía, la de mi familia, con la que fue grabada mi infancia. Esperar a obtener un presupuesto o apoyo implicaba esperar, y algo ardía en mi pecho con urgencia. No me interesaba y sigue sin interesarme el look clínico en las imágenes. Cuando decidí considerar esa cámara como LA cámara para MACDO, empecé a reconocer todo el legado que hay detrás de las cámaras de video —películas como The Apple y Trash Humpers— y me sentí en casa con las dinámicas cámara-personajes que esta decisión me permitiría. Además, trabajamos con otras dos cámaras idénticas: una de Amat, y la otra la encontré en Facebook Marketplace por 500 pesos. El formato, más allá de una decisión estética, fue para mí una decisión en relación con el tiempo, la memoria y la intimidad.

Gaf: Me llamó muchísimo la atención la segunda parte de la película. La verdad es que yo no me esperaba esta manera de abordar la película porque estaba muy enfocada en la historia de la familia y de pronto, todo cambia. ¿Nos puedes platicar sobre la ruptura de la cuarta pared y la segunda parte de la película, por favor?

Racornelia: Desde que empecé a estudiar cine, me sentía fascinada con la ruptura de la cuarta pared y lo que esta le revela a la audiencia sobre el propio acto de hacer cine. En MACDO, romper la cuarta pared también implicaba colapsar el tiempo: pasar de 1997 a la actualidad. La intención era mostrar que las dinámicas afectivas que normalizan la agresión en nombre del amor no desaparecen con el tiempo, como solemos creer en la infancia. Lo que sucede es que cambian de lenguaje, se sofistica y encuentra nuevas maneras de sobrevivir en nuestras relaciones.
Esto es algo que se comprobó en el mismo acto de hacer la película: aunque yo no tomé el camino tradicional de formar una familia, en el camino que elegí —hacer una película como forma de extender mi esencia y ofrecerla a la vida— encontré un equivalente de aquello que planteo en MACDO, el amor que duele. La ruptura de la cuarta pared funciona entonces como una manera de evidenciar lo universal de estas dinámicas.

Gaf: ¿Cómo ha sido el recorrido de MACDO en festivales?

Racornelia: Los cuatro años que me tomó editar la película fueron, en gran medida, un ejercicio de soledad y silencio. Fue un proceso que viví desde las entrañas, desde un lugar que para mí se siente como una cueva. Compartir hoy una pieza tan personal con audiencias de distintos países y lenguas me ha confirmado lo universal que puede ser aquello que se articula desde el corazón y la intuición.

Algo que escucho constantemente después de compartir MACDO en festivales, es que la película hace a la gente pensar en su infancia y en sus propias reuniones familiares. Aunque MACDO parte de la familia mexicana y de la Navidad mexicana, me conmueve profundamente escuchar a personas de países como Rumania, Grecia y Francia decirme que la película también funciona para ellas como una máquina del tiempo.

Gaf: ¿Qué quieres lograr en el cine?

Racornelia: Quiero seguir abriendo espacios de creación honesta, radical e inclusiva, especialmente para las voces que históricamente han quedado en los márgenes.

Gaf: Y por último, ¿qué consejo le darías a nuevas personas cineastas?

Racornelia: Uno de los mejores consejos que he recibido me lo dio Amat en ese primer taller: “que algo no le haya funcionado a alguien más no significa que no te vaya a funcionar a ti.” Si sientes el llamado de probar algo, date la oportunidad de intentarlo. Otro consejo fundamental me lo dio Denis Villeneuve en una masterclass: “encontrar personas que confíen en ti es clave para hacer las películas que imaginas.” Y el último consejo viene de mí: en lugar de enfocarte en por qué no puedes hacer tu película, observa todo lo que ya está disponible para que esa película exista. Si partes de ahí y comienzas a articular desde lo que sí tienes, poco a poco las demás puertas se irán abriendo.