Film Review #GIFF2025: El fin de las primeras veces

Por: Andrea Alejandra Herrera | @AndreaLeji

El tratar de encontrar una respuesta a la pregunta “¿Quién soy?” puede ser toda una odisea. ¿Y si no estamos seguros? ¿Y si sí creo saberlo, pero la respuesta no parece gustarle a quienes me rodean? ¿Y si me arrepiento de seguir el camino en el que estoy? Un millón de cuestionamientos se cruzan por nuestra mente.

El detalle es que la construcción de nuestra identidad es un proceso cambiante en el que se involucran muchos factores como las personas a las que conocemos y los lugares a los que vamos. Y justo esto es lo que El fin de las primeras veces, ópera prima de Rafael Ruiz Espejo, trata de capturar.

La obra está parcialmente inspirada en la experiencia del propio director. Nos relata el viaje que Lalo (Alejandro Quintana) emprende a Guadalajara, para presentar su examen de admisión a la universidad. Ahí entabla una relación con otro de los aspirantes, y juntos acuden a fiestas en diversos puntos de la ciudad.

El mayor acierto de la película es que nos sumerge de lleno en el estado mental y emocional de Lalo. El joven está ante lo que parece ser su primera vez lejos de casa. No es tan explícito, pero conversaciones telefónicas con su madre sugieren que hay fricción con su familia, derivada de que no aceptan por completo a Lalo, quizá por su sexualidad. Así que, esta distancia le permite experimentar un mundo nuevo.

Este mundo incluye muchas primeras veces para Lalo: tener sexo, consumir drogas, besarse con desconocidos, -intentar- hacerse un tatuaje e ir a fiestas alocadísimas. Y aunque es increíble que por primera vez pueda experimentar un tipo de vida muy diferente a lo que conoce, no es sencillo. Lo invaden las dudas, la culpa de no obedecer a su familia y la nostalgia de estar en un lugar extraño con gente extraña.

El fin de las primeras veces captura muy bien esa mezcla agridulce de emociones y pensamientos. De hecho, los aspectos técnicos de la película refuerzan todo esto. Hay muchos planos cercanos a los rostros de los personajes, para experimentar lo que sienten; el montaje hace que cada interacción se perciba íntima; y la iluminación juega muy bien con el contraste entre la luz y la oscuridad, haciendo eco de cómo se la está pasando Lalo en cada momento. La edición del largometraje es su punto desfavorecedor, pues hay momentos en los que parece que te perdiste algún acontecimiento que desencadenó algo.

En resumen, El fin de las primeras veces es un efectivo recordatorio de que una sola noche puede significar un impacto gigantesco en nuestras vidas y quienes somos.