Por: Adriana G. | @adngra
¿Quién es Kim Torres ? Buscando a la enigmática directora de ‘Si no ardemos cómo iluminar la noche’, ¿Quién es? ¿Qué estudio?
La leyenda de Kim Torres está llena de secretos y enigmas, y exploramos el mundo buscándola, desde Texas hasta Inglaterra, pasando por Sinaloa, seguimos las pistas que nos llevaron hasta Costa Rica. Kim Torres marcó a toda una generación en su escuela de cine, desde joven escribía sobre “personas jóvenes pérdidas en el bosque” cuenta la leyenda. A veces la encontramos en fiestas y reímos y reímos, especialmente de los chistes de otros guionistas, que a pesar de movernos en la parte más baja del ecosistema cinematográfico tenemos el arrojo de hacer rutinas de stand up amateur en las fiestas.

Tuve la oportunidad de platicar con ella sobre su trabajo como directora, las realidades latinoamericanas, las bitácoras de inspiración así como su antes y después de filmar su primer largometraje el cual se llama “Si no ardemos cómo iluminar la noche”. Sobre esto puedo decir que me tomó tiernamente de la mano y me guió hasta un bosque centroamericano, ahí me dejó sin supervisión adulta, libre para explorar entre los matorrales y meternos a nadar en el río, respiramos aire fresco y corrimos descalzos. La noche y las realidades sociales que acechan a las mujeres se materializan sigilosamente, y con paciencia nos llevó a momentos de resistencia colectiva.

Aquí nuestra conversación:
¿Recuerdas el momento o la imagen que te llevó a empezar con ‘Si no ardemos como iluminar la noche’?
Kim: Fue una situación muy parecida a la peli, mi mamá decidió mudarse con la pareja. Entonces mamá, hermano y yo, a vivir con la pareja y la hija en una zona montañosa. Era esta infancia 100% sin supervisión porque nuestros padres trabajaban y hacíamos lo que quisiéramos, a veces trabajábamos en una tiendita o nos íbamos a caminar por la montaña.

Yo me iba y me metía al río con mi hermanastra, pasaban todo tipo de aventuras. una vez estábamos bañándonos en el río y recuerdo ver a la distancia una figura humana rara. Hacía un movimiento con sus manos, pero yo no entendía qué era. Mi recuerdo hasta el día de hoy es una sombra que nos estaba viendo, [con una] mirada muy en trance y no entendía que era un hombre masturbándose. Una parte de nosotras nos daba curiosidad. ¿Qué es esa persona? ¿Qué está haciendo? No estábamos seguras de si era algo peligroso o no pero al mismo tiempo algo nos dijo ¡corran! ¡corran ya!
Ese fue el punto de partida de esta peli. La mezcla entre la libertad de explorar un lugar en la infancia y la relación con la magia de la naturaleza y al mismo tiempo como los espacios se rompen con estas presencias. Así a una sombra metida entre la selva al final le damos una cualidad abstracta en la infancia, pero con el tiempo vas entendiendo qué implicaciones tiene.

Lo que acabas de decir me rompió el corazón, sonaba idílico, estabas libre en la naturaleza -y desde el punto de vista de la gente que vive en la ciudad idealizamos vidas fuera- pero realmente los problemas sociales se materializan en todos lados, que cruel que seas una niña y tengas que enfrentar eso en dónde quiera que estes.
Hay una sensación muy fuerte de comunidad, de resistencia silenciosa. ¿Qué fue lo que más te movió emocionalmente durante el proceso de filmarlo?
Kim: No quería enfocarme en la violencia explícita sino en esos vínculos que de alguna forma sostienen en medio de esa violencia y eso no le quita lo doloroso. Quería enfocarme en eso y en la dulzura de la infancia. Algo tan complejo como la violencia no es tan fácil de interpretarla.
Estuvo muy fuerte el día que filmamos el patio en el minisuper donde está Gloria, que es la actriz Teresita Sánchez. [Una escena en particular donde varias mujeres del pueblo se juntan]. En el altar pedimos permiso a las familias de mujeres víctimas de feminicidios en Costa Rica para usar sus fotografías. Había una energía muy diferente, una conexión con ellas y con el momento, lo que empezó a pasar es que las señoras que participaron en esa escena -que eran extras- tuvimos momentos de cerrar los ojos, de conectarnos con el momento y la realidad de nuestro país. Y Empezaron a salir historias de las mujeres que estaban ahí. Una señora dijo “a mi hija y a mi hermana las mataron” obviamente nos agarró por sorpresa pero todas tenían algo que compartir. Al final es muy duro, tal vez no es la historia de todas, pero todas hemos vivido algún tipo de violencia y hay un nivel de empatía que quizás solo entre mujeres entenderemos. Eso en general fue duro durante el proceso de hacer la peli porque el equipo… era un equipo de personas muy amorosas y muy sensibles, muy respetuosos y muy conectados. Alguien como Mel Nocetti, la fotógrafa, tú la veías llorando enfrente del monitor a cada rato porque conectaba mucho con las emociones.

¿Cómo encontraste ese equilibrio entre lo político y lo poético?
Para mí es muy importante acercarme al cine desde un lugar de sutileza y sensibilidad, me gusta que la poesía es un poco lo que sucede entre cada renglón de texto. La imagen que creas a partir de los espacios que te deja un poema. Y cuando eso se aplica al cine, a mí me encanta, me genera una fascinación tan grande, me genera preguntas o me deja imaginar posibilidades. Y no necesariamente es un final abierto, sino simplemente deja un poco de espacio para interactuar y poder imaginar y completar espacios. Con todo lo que he hecho trato de dejar ese espacio. Sonoramente me gusta explorar el poder de la imagen y el sonido, visualmente también.

A veces las pelis se vuelven mucho la historia, la historia, la historia. Y casi que no importa ni cómo se cuenta esa historia. Para mí las dos están en el mismo nivel. La forma del cine nos puede dar otra capa de conexión con esa historia, que no pase solamente por lo racional, sino también por algo emocional y físico, lo siento más desde otro lugar que no sea desde la lógica. Fue difícil lograr balancear personajes y trama con la parte más poética del cine, que también requiere mucho tiempo. La puesta en escena en este caso para mí fue más trabajar con las actrices y generar un espacio libre para que ellas se movieran [e] interactuaran entre ellas.
¿Hubo algo que cambió en ti como persona o como cineasta después de hacer Si no ardemos…?
Kim: Yo empecé a escribir la peli antes de haber dirigido. es fuerte, como un proyecto tiene que cambiar contigo. Definitivamente no soy la misma persona de cuando empecé a desarrollar la peli a cuando la termino. No quiero ser muy dramática pero realmente es un esfuerzo demasiado grande sacar una peli. Requiere un nivel de perseverancia y de esfuerzo de muchas personas trabajando en equipo para lograr conseguir dinero y no sé, todo. La primera semana de septiembre terminamos y el estreno fue la segunda semana de septiembre. Te preguntas cómo hacer que sea más sostenible hacer pelis. Te preguntas, de modelos de producción, de cómo financiar un proyecto, de cómo filmar en los contextos y en la realidad centroamericana. De repente se vuelve un esfuerzo demasiado grande y tienes que tener otras chambas para poder trabajar en las noches en tu peli y nunca tienes días libres. La verdad, muy intenso. Es una experiencia muy inmersiva de aprendizaje.

¿Crees que hubo algo que cambió en ti como persona, como cineasta, después de hacer esta película? ¿Sentiste un antes y un después en ti?
Kim: Sí, mucho. Han sido tantos años. Han sido muchos años. Empiezas desarrollando una peli, pero imagínate cuántos años han pasado. la primera versión de este guión, yo creo [fue] 2018. Cambias tanto como ser humano, creces tanto. Durante ese tiempo hice cortos también, entonces fueron mis primeras experiencias dirigiendo.
Claro, es una energía bárbara, o sea todos los esfuerzos que van detrás de la gente tratando de hacer cine es descomunal, la verdad. Aparte nunca es una persona, es un grupo de personas empujando en contracorriente, es descomunal el esfuerzo que se tiene que hacer. Como audiencia no tienes ni idea la energía requerida para llevar algo a pantalla, hay mucha idealización del público pero parece terminar cuando termina la filmación, pero hay todo otro mundo de postproducción y es muy difícil acceder a este como audiencia.
Kim: Ahí también está chido pensar fuera de la caja, no solamente festivales y cines, sino crear espacios comunitarios. Como hacer para crear esas audiencias o encontrar las audiencias.

He escuchado mucha gente en México que se aferra a su visión, que me encanta también, pero nunca está el afterthought de la distribución y piensan que la gente va a gravitar a la película, ¿Entonces más bien como le das la opción al público de que, si quieres ver esto, acá está. Llegar a esos niveles de distribución es muy difícil. Uff Yo creo que las personas que hacen películas necesitan terapia después de hacer una película.
Kim: Ay sí, definitivamente, 100%.
Mel Nocetti, que fue tu cinematógrafa, ¿qué tipos de acuerdos hubo entre ustedes para el objetivo visual de la película?
Kim: Hacemos una cosa que es muy linda: una especie de cuadernitos juntas, unas biblias les llamamos, bitácoras en donde cada una por su parte empieza a recopilar cosas. De que leí este poema y me hizo pensar en la película, o vi esta película y me hizo pensar en esta escena. Hablamos mucho de la luz, con la peli había una cosa que queríamos transmitir y era que a pesar de que sí es una historia de jóvenes y es como: sol, diversión; siempre había algo inquietante y pensamos formas de lograr eso. Con ciertos encuadres en la naturaleza y como se percibía el bosque.

Mel la conozco desde hace muchos años, hemos hecho cortos juntas y cuando trabajamos juntas se vuelve una experiencia muy íntima, de compartir cómo sentimos las cosas, experiencias de vida. Crecimos juntas de alguna forma en esto del cine y nos fuimos encontrando a nosotras mismas de la mano. [Entonces] siempre terminamos yéndonos por cosas sensoriales y preguntas filosóficas ¿cómo se siente la pérdida? ¿Cómo recordamos a las personas que amamos? Nos emocionábamos viendo una gotita en una hoja sin moverse y de cómo le pegaba la luz a una plantita en el suelo.
¡Qué lindo! Me encanta. Parece que se conmueve por las mismas cosas. Se me hace muy tierno. Ahora Mirando hacia tus cortos anteriores, siento que hay una fascinación por la oscuridad, la noche, los silencios. ¿Qué significa para ti filmar la noche?
Kim: Interesante
Muchas de las preguntas que hago vienen desde mi perspectiva como audiencia. Entonces supongo hago mis propias conexiones y hablan más de mi que del realizador.
Kim: Es curioso porque me pasa que pienso que estoy haciendo algo súper diferente a lo anterior y al final está medio relacionado de alguna forma.
De la oscuridad sí hay algo ahí que me atrae y me fascina, por un lado hay un misterio de la noche, aquí donde vivo me pasa que cada día cuando atardece es mi momento favorito, porque los sonidos cambian muchísimo. En el caso de ‘Luz nocturna’ (2022) los sonidos del ambientes todavía quedaron muy altos. O sea, parece que lo pusimos adrede pero más bien ya estaban súper bajito el sonido exterior comparados a la realidad. Y si hay un montón de misterio y… no sé si miedo es la palabra, pero cierto respeto hacia la noche. En la peli y los cortos todo siempre tiene una cosa medio agridulce, tierna pero melancólica, y creo que mucho de eso viene de la dualidad entre luz y oscuridad. De alguna forma trato de balancear esa realidad dentro del dolor y dentro de la tristeza o de la pérdida hay algo que lo llena de amor también.

¿Tienes algún ritual o espacio que te ayude a conectar con tus ideas antes de filmar?
Kim: Necesito cien por ciento espacios de soledad, de no hablar y de estar en silencio total. Y si me lo permite también la vida estar cerca de la naturaleza. Necesito realmente poder soledad y silencio antes de empezar el rodaje
Es difícil cuando estás dirigiendo porque hay muchas personas buscándote para tener respuestas urgentes. Después de terminar el día de filmación, como es un ambiente tan social, también necesito mucho como la intimidad y la conexión conmigo, estar conmigo nada más.
Se me hace una acto hasta de supervivencia si no, no puedo computar lo que he vivido y procesarlo bien. Es también dejarme a mí misma ser, soltar cosas que no sabía, no sé lo que vaya a salir. A veces es difícil apagar tu yo exterior cuando estás en presencia de otras personas. Me siento tranquila dejando mi persona, mi avatar exterior pues y que venga lo que tenga que venir.
Kim: Me encanta. Es demasiado lindo. Hay gente que le cuesta mucho eso. Yo no sé por qué. Es lo más delicioso como estar contigo misma en silencio.

¿Qué te inspira cuando no estás filmando?
Kim: La verdad me inspiran demasiado los libros, estás adentro del mundo de alguien más pero todo sucede dentro de ti. Es demasiado estimulante. Leer generalmente libros viejitos me dan un sentido de conexión con otros humanos, su testimonio de lo que interpretaron de la vida me mueve muchas cosas. Realmente creo que lo que más me inspira es el paso del tiempo.

¿Qué libros has leído últimamente? Esto más bien porque soy chismosa.
[Risas de ambas]
Kim: El Peregrino, de J.A. Baker, que es un recuento de un hombre que persigue a unos halcones peregrinos y los observa y toma notas de cómo estaba la luz ese día…como se escuchaba el viento.
Clarice Lispector también es increíble. Sylvia Plath. Marguerite Duras, La Vida Tranquila que es un libro como de los años 40 y es de ¿cómo es posible que esta persona me está hablando tan directamente desde su experiencia? Siento que son amigas, ¿no?
Es chistoso porque mencionas que sientes que estás hablando con amigas. Yo sentía que hablaba con fantasmas, ¿sabes? No las sentía como mis amigas, sentía una división entre ellas y yo, porque ellas no podían acceder a mí y eso me daba tristeza.
Kim: Me encanta, me encanta. Sí, es muy fantasmagórico.
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Después de platicar con Kim sobre la luz reflejándose en una gotita o cómo balancear lo poético con la trama de una historia es momento de revelar el plot twist de este artículo, Kim no es una figura enigmática, Kim es una muchacha normal, llena de ímpetu creativo. Y la gente que se ha cruzado en su camino saben lo que cuesta sacar a flote proyectos cinematográficos y también algunos amigxs que han estado con ella en los momentos más divertidos y también en los más difíciles:
Hay películas que se sienten como un incendio interior, ésta es una de ellas. La mirada de Kim ilumina con ternura el dolor, la memoria y la resistencia. A través de los ojos de la infancia, nos guía en un viaje donde la magia y la opresión conviven y se confunden.
Natalia Agraz- Directora









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