Por: Natalia Albin | @_nataliaalbin
Pocas veces una película se siente tan urgente que sus aspectos técnicos pasan a segundo plano. Lo único que importa es verla – o, más bien, escucharla. Ese es el caso de ‘La voz de Hind Rajab’.
Escucharla, porque en el corazón de la película está un audio de 70 minutos: la llamada real de Hind Rajab, una niña de seis años atrapada dentro de un coche en Gaza, hablando con los rescatistas de la Media Luna Roja Palestina. Esta mezcla entre documental y ficción no es nueva para la directora Kaouther Ben Hania, quien ya había explorado un formato similar en su aclamada ‘Las cuatro hijas’, donde seguía a una familia cuyas hijas fueron radicalizadas por extremistas islámicos.

Hay algo profundamente visceral en el uso de ese recurso en ‘La voz de Hind Rajab’. Desde su premiere en Venecia, se ha debatido mucho sobre la ética de una dramatización que utiliza el audio real de una víctima tan joven. Tal vez el debate surge porque la ficcionalización, con iluminación y cinematografía sobria, se siente también como un documental. Nada busca embellecer o distraer del horror.

Sin embargo, la función de esta dramatización es clara en dos frentes. Primero, obliga al espectador a entrar en una historia de la que no puede salir ni escapar, forzándole a escuchar en tiempo real la desesperación de víctimas y rescatistas. Segundo, las preguntas filosóficas y éticas que salen en estos contextos no se dejan en la superficie, se convierten en las motivaciones y obstáculos de los personajes. Frente a un genocidio, ¿qué vidas valen más? ¿Qué riesgos vale la pena tomar? ¿Cómo se puede hablar de “racionalizar” con un ejército que asesina a niños y familias sin consecuencias?
Son precisamente estas preguntas, y no un afán sensacionalista, las que impiden que la llamada se vuelva amarillista. La urgencia de la llamada se mantiene intacta, y la película la trata con el mismo peso. Como audiencia, sabemos lo que le ocurrió a Hind Rajab, sabemos que no hay salida posible, sabemos que los militares que dispararon contra su camioneta y dejaron a una niña de seis años atrapada por horas junto a los cuerpos de su familia no mostraron misericordia. Y también sabemos que su historia es la de más de 50,000 niños y niñas palestinos, que han sido heridos o asesinados por Israel.

Por eso ‘La voz de Hind Rajab’ resulta tan efectiva y tan profundamente desgarradora. No importan sus méritos técnicos, incluso sus logros artísticos se vuelven triviales, y Ben Hania lo sabe. Sigue siendo, quizá, la película más urgente del año.
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Natalia Albin
Es una escritora y emprendedora mexicana viviendo en Londres. Sus escritos generalmente examinan las conexiones entre justicia social, inmigración y feminismos con cine, arte y cultura.









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