Por: María Alejandra Bernedo | @marialebernedo
El 2024, el Festival de Cine de Venecia entregó el Premio del Jurado a Vermiglio, un filme sobre la vida de una familia campesina llena de mujeres en 1944, que ven sus vidas remecidas por el fin de la guerra y la llegada de unos jóvenes exsoldados al pueblito en el que viven. Conocemos el primer acercamiento al amor, el deseo, el placer, pero también a las imposiciones y limitaciones por el tiempo y condición económica en la que viven. Vermiglio fue una de las nominadas a los Golden Globes en la categoría de Mejor película de habla no inglesa. Italia eligió como su representante para la categoría de Mejor película internacional de los Premios Oscars, y triunfó en varias categorías de los Premios Donatello de la Academia de Cine de Italia.
La cineasta italiana de formación argentina, Maura Delpero, visitó Lima como invitada del Festival de Cine Al Este. Pudimos conversar con la directora sobre los temas que toca la película, la creación de personajes complejos en épocas muy distintas en valores a las nuestras, y la voluntad de seguir creando un cine de autor.

Maria Alejandra Bernedo: Muchas cineastas, creadoras, artistas en general, tienen a la maternidad como uno de los temas que más las interpelan, cada una por sus propios motivos. ¿A ti, qué te atrajo de ese tema, que tocas en Vermiglio y también en Hogar (Maternal)?
Maura Delpero: Obviamente, cada mujer, en un momento en la vida se pregunta sobre la maternidad. Después, cada ser humano ha tenido que ver con la maternidad por ser hija o hijo. Debo decirte que, en mi caso, vale más esa segunda cuestión. Si bien, después, obviamente, me he preguntado mucho sobre la maternidad, pero siempre conectada a esa maternidad de mi mamá, que ha sido una maternidad difícil. En un momento en que se dejaban a la mujer muy solas, que no se hablaba de las contradicciones de la maternidad, el hecho de que muchas veces los hombres salían a trabajar a la mañana, volvían en la noche, y dejaban a las mujeres a cargo de algo, ellas estaban como… Se pensaba que estaban hechas por, hechas para y preparadas por y para. Y mi mamá, como todas las mujeres de esa generación, ha sido una mamá muy joven, que al contrario no sabía por dónde empezar, y que lo vivió con mucha dificultad. Entonces, yo obviamente viví mucho esto en mi infancia, y es algo que vuelve en mi inconsciente todo el tiempo.

Entonces, no fue ni siquiera una decisión. Muchas veces cuando escribimos, yo encima escribo de forma muy instintual, escribimos sobre las cuestiones que más o nos dolieron, o nos movieron, o nos emocionaron. Entonces, sin darme cuenta, me encontré escribiendo tres películas que todas, de una forma directa o indirecta, tenían que ver con la cuestión. También estaba contenta que eso pasara por la cuestión política, es decir, igual está bueno poner esto al centro de una película, cosa que se hizo tan poco antes que nosotras. Eran películas todas filmadas por hombres, que entonces no vivían esto en primera persona, y que todos los héroes eran varones. Y sí, había mujeres, pero siempre con papeles secundarios, y la maternidad era un hecho lateral de la película. No era nunca central. Y siempre pensé “bueno, estamos hablando de la razón por la cual todos estamos en el mundo, y no le damos una centralidad”.
GAF: Todo arte es político, y tus películas lo son, por defecto, pero también porque hay una parte de ti que, honestamente, lleva a que esos temas estén en el centro. ¿Cómo asumes ese rol político que tiene tu arte?
M: Es como un entramado, porque encima cuando sos autora, o autor, vida y profesión están muy conectadas. A menos que sea que hagas un proyecto que viene de afuera… Si no, es como que realmente contás lo que sos, y lo que pensás, y las cuestiones para las que luchás. Entonces, yo soy muy atenta, digamos, a que las cinematografías manden. Es decir, acabo de hacer una película de época, y yo estuve muy atenta en no poner mi mirada de mujer de 2025 arriba de las de las chicas de 1944. Eso no sirve, porque la peli si no, no está buena. Si un personaje no es coherente, la peli no está buena. Entonces, no es política, o sea, no funciona. Lo que funciona es lo que emociona, lo que convence, lo que es cinematográficamente potente e intelectualmente provocador. Entonces, ahí sí que estuve como, por ejemplo, contando una generación que era una generación que aceptaba completamente el patriarcado. A la vez, dentro de la película, hay dos generaciones de mujeres, la madre y las hijas, y se puede ver la diferencia entre una madre que sí o sí acepta completamente estos acuerdos, y las hijas que están empezando a percibir una necesidad de autodeterminación.

GAF: Y eso es interesante, porque se siente que nunca juzgas a los personajes.
M: No, no, nunca.
GAF: Observas cómo las mujeres están confrontadas a sus propios anhelos, sus propios deseos, y el choque de esto con su propia realidad. ¿Cómo fue que llegaste a este punto, a este aspecto mientras ibas escribiendo la película?
M: Yo me pongo muy a la escucha de los personajes. La cuestión es preguntarme, antes que nada, si yo quiero contar la historia de esos personajes, para no juzgarlos. Si hay un personaje facho, que yo realmente como persona humanamente no puedo abrazar, no lo voy a contar directamente. Si son personas que, en sus defectos, en sus limitaciones, en sus oscuridades, yo siento que igual vale la pena contarlas, entonces las cuento en su humanidad sin juzgar. Si uno piensa en el personaje del padre, que es un hombre de ese tiempo, pero también es, no sé, un poco más progresista, no es racista, es antimilitarista, sabe reconocer la calidad, sabe reconocer que es la hija la que tiene que estudiar. Tiene su rasgo también de modernidad, y después, a la vez, lo odias, porque muchas veces dice cosas que, desde nuestro punto de vista, son insoportables. Me gustaba que, bueno, por un lado, fuese efectivamente un representante de esa época y, por el otro, que fuese un personaje tan contradictorio. Como nosotros. Nosotros no somos ni buenos ni malos, ¿no? Somos una mezcla.

GAF: Es bonito ver cómo a través de una historia que parece tan sencilla se puede hacer un paralelo con muchas cosas universales. A veces son estas historias las que no reciben mucho financiamiento. Aquí en Perú, en diferentes partes de Latinoamérica y en general en el circuito internacional, tenemos muchas dificultades para encontrar financiamiento para esas historias que parecen pequeñas. ¿Cómo ha sido esto para ti? ¿Cómo pudiste lograrlo?
M: Tuve la suerte, o sea, “la suerte” [gestos de comillas con las manos], después de muchos años, de 20 años que hago cine, que mi primera película de ficción —yo hice muchos documentales antes—, la primera de ficción se llamaba Maternal, de Argentina, y el título original era Hogar. Fue conocida en el mundo como Maternal. Le fue bien, muy bien, ganó más de 30 premios. Entonces, por fin, yo tenía un poco de crédito. Recibí más confianza. Después, ha sido una cuestión de sacrificar, de decir “bueno, prefiero contar esta historia como la quiero contar, aparentemente pequeña como es, sin Star System, sin nada, aceptando que voy a filmar más o menos con menos plata”. Es un punto medio que encontrás entre decir “bueno, necesito encontrar plata porque eso está muy bien y quiero todo eso” o bueno, “voy a aceptar que no tenga la plata que me gustaría que tenga, pero voy a filmar igualmente como quiero”.

GAF: Y finalmente, esa historia contada como tú querías se terminó abriendo paso.
M: Y sí, después, la verdad, hizo mucho más que películas que salieron, que fueron presentadas como muy grandes. Está bueno, porque a mí me gustaría que fuese un precedente también para otras películas, independientes. Es decir, que una historia pequeña y con poco glamour, se puede hacer. Y llegó a los lugares más glamorosos, Llegó a shortlist de los Oscars, al Golden Globe, el Gotham Awards, los premios de Inglaterra, los European Film Awards. ¡Todo lo más glamouroso que hay, con la historia menos glamorosa de la Tierra!









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