Film Review #Ambulante2025: La Libertad de Fierro – Entre la liberación y la memoria

Por: Begoña Iturribarría | @Begostereo

La nueva propuesta del director Santiago EsteinouLa libertad de Fierro (2024), junto con su trabajo anterior Los años de Fierro (2013), conforman una serie documental que presenta la vida de César, un hombre de 67 años que fue condenado a muerte en Texas en 1980 por un crimen que no cometió.

Antes de hablar de este documental reciente, recordemos que en Los años de Fierro: un joven dedicado al cultivo de hortalizas es acusado de homicidio a mano armada con base únicamente en el testimonio de un testigo de 16 años, quien afirmó haberlo visto apuntar con una pistola a un taxista de El Paso, Texas. Durante el juicio, su casero declaró que César Fierro estaba en su casa la noche del crimen, y su abogado, Richard H. Burr, señaló que nunca se presentaron pruebas físicas que lo vincularan al caso.

Aun así, César pasó 40 años en prisión, 20 de ellos en la Unidad Ellis I, hasta que en 1999 fue trasladado a la Unidad Polunsky. Allí fue sometido a confinamiento solitario obligatorio, en condiciones extremas: sin acceso a una taza de baño, sin colchón ni sábanas, obligado a dormir desnudo durante los meses más fríos y confinado casi 23 horas al día. Todo esto, bajo una supuesta medida preventiva que en realidad encubría una grave violación a los derechos humanos.

Trabajos similares como Presunto Culpable (2008), dirigido por Roberto Hernández y Geoffrey Smith, o la serie Duda Razonable: Historia de dos secuestros (2021), también dirigida por Hernández, evidencian hasta qué punto la corrupción, la manipulación de pruebas, errores judiciales, la pobreza, marginación y profundas desigualdades estructurales pueden destruir la vida de personas inocentes, exponiéndolas a un sufrimiento injusto y prolongado, a menudo sin esperanza de reparación.

En La libertad de Fierro (2024) estrenado en el Festival de Cine de Toronto, presentado en el Festival Internacional de Cine de Morelia y actualmente exhibido en el Festival AmbulanteLa libertad de Fierro (2024) se retoma la historia de César Fierro, hoy un hombre libre fuera de prisión.

Durante 98 minutos, somos testigos de fragmentos de su nueva vida, marcada aún por la sombra de la cárcel. Fierro llega a la Ciudad de México en plena pandemia, lo que intensifica el tono apocalíptico de su regreso. Lo vemos visiblemente asustado ante su regreso a un mundo muy distinto al que conoció hace más de 40 años. No sabe cómo encender un televisor y jamás ha usado un celular.

Camina por las islas de Ciudad Universitaria mientras recuerda cómo observaba a las hormigas, cigarras y cucarachas en su celda. Esa memoria trasluce en él cierta gracia que deja ver no solo su capacidad de asombro ante lo más simple, sino también que, ante condiciones extremas desarrolló una conexión íntima con lo diminuto y lo cotidiano, como una forma de resistir. Con el tiempo, esas experiencias de aislamiento moldearon su manera de estar en el mundo, volviéndolo un hombre solitario por elección.

La única persona que anhelaba ver era su hermano, Sergio Armando Fierro, quien lo acompañó a lo largo del tortuoso proceso legal, comprometiéndose a sacarlo de prisión. Desafortunadamente, Sergio fallece antes de poder reencontrarse con César en libertad. «Éramos uña y carne», se escucha decir a ambos en distintos momentos del documental: Sergio desde una grabación, y César junto a la tumba de su hermano, mientras el atardecer y un campo extenso enmarcan su doloroso recuerdo.

Al regresar a Ciudad Juárez, descubre que todo ha cambiado: muchos de sus familiares o conocidos han fallecido o se fueron. Pero algunos de los conocidos que permanecen en Juárez lo reciben con alegría y en su honor, organizan una comida de bienvenida: le muestran fotografías, cuentan anécdotas, tocan la guitarra, cantan y ríen juntos. En medio de ese ambiente, César se muestra conmovido.

A través de la cocina, César encuentra refugio y por ello cursa un diplomado en repostería. En el proceso, hace nuevas amistades y consigue empleo, pero renuncia meses después, y aunque le hacía feliz una frase a la que él mismo hace referencia podría dar una pista sobre su decisión: la soledad genera inseguridad, y el miedo paraliza.

No todo está perdido. Con un ánimo cargado de melancolía, a través de la música evoca la memoria de su hermano al escuchar Amor eterno, desde una bocina. Con la mirada perdida, confiesa que siente ganas de llorar, aunque ninguna lágrima llega a caer. 

En ese gesto pensativo vemos una escena que condensa el duelo no solo por la ausencia de ese amor fraternal sino también que, aunque luche con emociones nuevas, encuentra algo que lo mantiene en pie: la memoria, la música, recuerdos y pequeños gestos cotidianos. Esas conexiones con su pasado parecen darle sentido para seguir adelante. Ahí radica su verdadero desafío: transformar ese impulso interior en la fuerza necesaria para sostenerse. 

Finalmente, este trabajo demanda una realidad que no puede ignorarse. Con un enfoque honesto, Esteinou invita a reflexionar sobre el verdadero significado de la libertad. No percibimos un optimismo ingenuo, sino una voluntad discreta: la de César, un hombre que, aferrado a lo que lo hace humano, se mantiene en pie y deja entrever su dignidad. Un pequeño respiro, aunque el precio sea incalculable, de la posibilidad de reencontrar lo que alguna vez le quitaron.


Begoña Iturribarría

Periodista


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