Por: Ana Medina
El famoso guionista de Taxi Driver, Paul Schrader, nos presenta la cinta más vulnerable de su filmografía más reciente.
La película explora el uso de la cámara como confesionario y espacio seguro. Leonard Fife (Richard Gere), documentalista estadounidense de izquierda que fue reclutado para combatir en Vietnam y quien huyó a Canadá escapando de la guerra, concede a su 70 años y enfermo de cáncer en un aspect ratio de 1:1 una entrevista a sus ex alumnos y a su más joven esposa Emma (Uma Thurman) en la que revela secretos de su pasado que nunca había contado, ni siquiera con su cónyuge.

Mientras Leonard nos narra sus recuerdos interpretados ahora por Jacob Elordi -y a veces Gere- a finales de los 60s y principios de los 70s, el aspect ratio se expande a 16:9. El testimonio del cineasta es interceptado en varias ocasiones por flashbacks en blanco y negro que sirven para dar contexto de sus decisiones. También es interrumpido por su esposa, quien se siente traicionada por nunca haber escuchado estas historias y se niega a creerle. Ella asegura que su marido está delirando y confunde sus memorias por su edad y por los tratamientos de su enfermedad. Esto nos hace dudar de la veracidad de su historia, pues Leonard asegura que todo lo que cuenta es tal y como lo vivió. En este sentido recuerda a Memento (Nolan, 2000), pues no podemos confiar en lo que se nos muestra en pantalla.

En un momento extraño que carece de sentido narrativo, Fife es nuevamente interrumpido y conocemos al hijo de Leonard quien narra un encuentro que tuvo con su papá. Todo esto resulta en un collage de recuerdos y de técnicas, donde se intercala el pasado con el presente a través del uso de distintos aspect ratios y colores, desmitificando la vida mitificada del cineasta.

Oh, Canada captura la delgada línea que divide la leyenda de la realidad, el mito de la verdad, el espejo de su reflejo, el cineasta de su audiencia, el ídolo del hombre.









Debe estar conectado para enviar un comentario.