LFF2024: La habitación de al lado – una exploración (un tanto imperfecta) sobre la cuestión de la muerte

Por: Natalia Albin | @_nataliaalbin

No es nuevo pensar en la muerte como un detonador narrativo, pero nadie como Pedro Almodóvar para crear una verdadera cuestión filosófica alrededor de esa decisión. Es un tema que, claramente, ha estado dando vueltas en su propia cabeza y lo que resulta es un retrato brutalmente honesto sobre lo que significa morir. Y, quizá lo más importante, lo que significa morir en tus propios términos – tu cuerpo bajo tu control. 

La premisa es relativamente simple. Seguimos a dos viejas amigas que se reencuentran cuando Ingrid (Julianne Moore), una exitosa escritora en Nueva York, escucha sobre el diagnóstico de cáncer cervical de Martha (Tilda Swinton), una periodista de guerra. Cuando Ingrid la visita en el hospital, su conexión es obvia, aunque un poco forzada después de años sin hablar, pero las visitas continúan y la cercanía se rehabilita. Desde pláticas sobre la relación de Martha con su hija, quien no la visita en el hospital, hasta recordar a un viejo amante mutuo, Damian (John Turturro). 

Aún así, cuando Martha le pide a Ingrid que la acompañe en una vacación para estar cerca cuando tome una pastilla de eutanasia (obtenida ilegalmente), el primer instinto de Ingrid es preguntar, “¿No preferirías a alguien más cercano?”. Pero la cercanía se construye en diferentes momentos de la vida. Y en ese momento, quizá Ingrid es la más cercana. Ingrid lo que necesita es control por primera vez desde que empezó su enfermedad, desde que sintió la propulsión por aceptar todos los tratamientos – incluso los experimentales. Quiere controlar también quién la acompaña en la habitación de al lado. 

Con 23 películas a su nombre, Almodóvar no es ningún amateur, pero con su primera en inglés nos deja pensando si algunas de las trampas en las que caen los primerizos tienen que ver con el idioma. Mucho del diálogo es incómodo (a veces incluso sutilmente incorrecto), claramente traducido literalmente del español al inglés y sobre-expositivo al punto de ser totalmente extraño, aún con dos actrices del calibre de Moore y Swinton, quienes a pesar de su mejor esfuerzo por entregar bien esos los diálogos, no los logran levantar. 

Hay usos de flashbacks que entran en la primera mitad para contarnos la historia Martha con el padre de su hija, y nunca se vuelve a utilizar como recurso, casi como una película dentro de la película sobre una historia que no agrega mucho al mensaje (especialmente dado que uno de los flashbacks largos ni siquiera incluye a Martha). 

Pero a pesar de esas imperfecciones, la exploración temática es lo suficientemente fuerte que, cuando la narrativa encuentra su paso, nos jala con ella. En el momento en el que Ingrid y Martha se instalan en la casa rentada – en la cual Ingrid planea tomar la pastilla –, Almodóvar también se instala en su guion. Toda la narrativa se impulsa puramente por diálogos y preguntas existenciales entre las dos mujeres, cuya amistad continúa creciendo mientras Ingrid decide cuándo tomar la pastilla. Finalmente, parece tomar la decisión porque ese vaso de amistad está lleno – porque ya habló todo lo que tenía que hablar con Martha, y no queda más. 

Es aquí también donde Julianne Moore y Tilda Swinton dan su mejor trabajo. Con todas las sutilezas que esperamos de Swinton y la empatía que Moore incita en su audiencia. Sentimos que estamos cerca de ellas, con sutiles recordatorios de que la burbuja en esa casa es suya. Esto último también se logra gracias a la cinematografía de Edu Grau, cuyo trabajo es evocativo de las pinturas de Edward Hopper – no importa la simpatía que sientas por los sujetos, están solos en su propio mundo. Irónicamente, Almodóvar nos quiere decir algo un poco diferente: podremos morir solos, pero tenemos que vivir en compañía. 

Debajo de la cuestión de la muerte individual de Ingrid y su control sobre ella, haciendo un fuerte caso por la legalización de la eutanasia, el personaje de Damian, que es ahora profesor y todavía está en contacto cercano con Martha, está para recordarnos de la catástrofe climática. Y esto se remata con una nevada fuera de temporada que cumple varios propósitos narrativos – la nieve como un momento de copos individuales cayendo al suelo y la inevitabilidad de nuestras propias muertes colectivas. Tal vez el control que puede tomar Ingrid sobre su propia muerte es de los privilegios más grandes dadas las circunstancias. 


Natalia Albin

Es una escritora y emprendedora mexicana viviendo en Londres. Sus escritos generalmente examinan las conexiones entre justicia social, inmigración y feminismos con cine, arte y cultura.


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