Review por: Valentina Ramírez Gómez
Lachatao es una población de Oaxaca rodeada por niebla y verdor, con viejos edificios de cantera y altas milpas. Sus ciudadanos hablan español y zapoteco, y sólo tiene alrededor de 200 habitantes. La fotografía, con sus verdes saturados y las tomas de la resolana que entra por algún dintel, retrata con mucha belleza la calma del campo. Conocemos el pueblo y a sus ciudadanos durante la asamblea comunitaria, y a partir de ahí pasamos diversos momentos con las personas que viven aquí, viéndoles reír, escuchando sus reflexiones y compartiendo con ellos su día a día.

¿Cómo es que una comunidad de más de 1500 personas llega a tener apenas poco más de 200? Esta es una de las preguntas que expresan los testimonios capturados en la película. También tienen preocupaciones ligadas a su autonomía, la agricultura local de la que dependen, al cuidado del bosque y el medio ambiente que les rodea, la educación de los jóvenes y su arraigo a su tierra natal, los conocimientos de los viejos y los cuidados de los niños.
La comunidad tiene una asamblea comunitaria donde se dialogan y se plantean las necesidades del pueblo. Como territorio comunal que es, el tema de la tierra, su uso y su propiedad está presente, aunque no siempre está desarrollado explícitamente. La tala ilegal y el maltrato del campo son una preocupación importante de los pobladores. En uno de los testimonios una de las mujeres expresa su tristeza al ver que se protejan los edificios antiguos pero los árboles no, incluso cuando estos toman años, incluso décadas, en crecer. En una sóla vida será difícil que alguien vuelva a ver un árbol tan grande como aquellos que fueron cortados ilegalmente.
A lo largo de la película vemos distintas formas de transmitir los saberes tradicionales y el conocimiento de los viejos. Al mismo tiempo, intentan traer a su comunidad conocimiento técnico y actualizado, además de educación media y básica que cumpla con las necesidades de las familias. La construcción de una escuela comunitaria fue una de las principales metas del consejo comunitario, pues muchas familias se iban por la falta de oportunidades de estudio.

A lo largo del documental escuchamos las voces de la gente del pueblo hablando acerca de sus miedos, deseos y sueños en torno a su propia comunidad. Narran sus experiencias en voz propia. Algunos por ejemplo, expresan el miedo a que la comunidad se quede sin gente, en especial sin los abuelos y su saber. O el miedo a irse a estudiar y que cuando vuelvan todo haya cambiado. La película nos muestra esta nostalgia con su fotografía y su estilo, atmosférico y ambiental, una calma que puede llegar a ser desoladora al considerar las pocas personas que siguen viviendo ahí, pero al mismo tiempo, la esperanza por mejorar las cosas está clara en la voz de los testimonios.

La película tiene un estilo sencillo, y toca temas que sabemos que suceden en algún lugar del contexto mexicano, pero que a veces pasamos por alto al seguir con la rutina impuesta por la vida en la ciudad. La película no deja que estas voces queden aisladas, y las trata con respeto, en un diálogo. Queda claro que la producción se acercó a la comunidad con este respeto cuando, en una de las últimas escenas, podemos ver en el pintarrón del centro comunitario unas notas sobre tipos de planos y fotografía. Un detalle pequeño, pero que nos recuerda que la cámara está ahí y que la comunidad está siendo retratada como interlocutores.









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