Por: Jocelyn V. Gutiérrez Solis | @apricotnica
War does particular things to the things that you behold. Order & normalcy that has been shattered. Never Look Away, 2024.
Las guerras y conflictos armados son hechos siempre devastadores, las imágenes que el mundo ve de ellas son solo una captura de breves momentos que nunca van a poder transmitir por completo las vivencias de quienes están ahí, en las zonas de conflicto. Los combatientes y civiles se ven envueltos en un caos que cambia por completo su vida, pero además de ellos, están precisamente aquellos que llevan las imágenes del conflicto al resto del mundo, que se insertan en esos sitios para poder documentar y comunicar. Periodistas, camarógrafos, corresponsales de guerra, personas que viven los conflictos en un limbo curioso, la línea delgada entre ser y no ser parte, entre el riesgo de existir en esos espacios y la “protección automática” (o la ilusión de la misma) al pertenecer a la prensa.
Lucy Lawless (Xena: la princesa guerrera) se embarca en su primer trabajo de dirección con un documental que nos presenta a una de esas personas detrás de los reportajes de guerra, Margaret Moth, camarógrafa de CNN que pasó casi 20 años de su vida cubriendo guerras alrededor del mundo. Never Look Away hace un recorrido cronológico a través de la vida de Margaret, comenzando a la mitad de sus veinte, cuando la neozelandesa llega a vivir a Estados Unidos y conoce a Jeff Ross, un joven que se convertiría en su pareja poco después. Es a través de la memoria de Ross que conocemos la personalidad, intereses y ambiciones de Margaret, resaltando su audacia, perspicacia y misteriosidad.

Es en esa primera sección del documental que Lawless acierta, acercando al espectador a Margaret mediante una persona que compartió este periodo de su vida con ella, que deja ver a la Margaret que parecer impulsada únicamente por la pasión por su trabajo y sus sueños. Esa construcción narrativa es importante porque poco a poco Never Look Away muestra las otras realidades que abonaron a la perseverancia de Margaret, a su resistencia a ‘mirar hacia otro lado´, a esa persecución incesable por la adrenalina de las zonas de guerra.
Desde una infancia que estuvo desafortunadamente inundada por abusos y violencia, hasta su consumo de drogas, su navegar por el duelo de un ‘amor no correspondido’, se desenvuelve poco a poco todo eso que era también parte de Margaret. Aunque bien es cierto que el documental decae un poco al mencionar muchas de las situaciones anteriores de una manera que a ratos se siente apresurada o como si faltara más información, esto puede ser tanto una falla en la estructura del documental en sí, como una simple consecuencia de todo aquello que la misma Margaret siempre quiso mantener separado de quienes la rodeaban. Esto es, lo que el espectador aprende es desde el exterior, desde lo poco o mucho que Margaret compartió con quienes la acompañaron durante su vida.
Un hecho en específico, sin embargo, sí es narrado a detalle, el que casi termina con la vida de Moth. En 1992, Margaret cubría el conflicto Sarajevo-Bosnia, contrario a los consejos de colegas, la periodista permaneció en la zona por semanas, encontrándose continuamente en medio de tiroteos. Es en la calle conocida en su momento como “Snipper Alley”, que un
un tirador dispara hacia el vehículo de prensa donde se encontraba Moth y una bala atraviesa su mandíbula. El accidente no solo provocó una desfiguración permanente del rostro de Margaret, sino que la alejó por meses de aquello que era su motor de vida, su trabajo, su libertad de estar en esos lugares, aun cuando significara poner su vida en peligro. Pero en contra de todo lo que podría parecer intuitivo para la mayoría de las personas, Margaret vuelve a su puesto como camarógrafa en zonas de conflicto y continua con esta tarea hasta que en 2009 es diagnosticada con cáncer en fase terminal y en 2010 muere a causa de esa misma enfermedad.

Lawless cuenta en la entrevista de presentación del largometraje para Sundance que su intención con el documental fue el de contar la historia de una mujer que <<había hecho tanto, incluso cuando tanto se le había sido arrebatado>>, que quería dar el mensaje a la audiencia de lo importante que es ser fiel a uno mismo. Si bien es cierto que, tal como con las imágenes de guerra que vemos a diario en los noticieros o en redes sociales, este documental es solo un conjunto de fragmentos de la vida de Margaret, uno que no alcanzara nunca para comprenderla por completo, pero que sí logra reflejar la intención de Lawless de resaltar el poder de la autenticidad.
Hay dos frases en el documental, dichas por dos colegas y amigos de Moth que encapsulan a la perfección la forma en la que vivió su vida: <<lo que más la destrozaba era no ser capaz de dominar, no ser dueña de su propio destino>>; <<todos siempre decían:”eres muy dura”, pero duro era lo que ella hacía [su trabajo], no como ella actuaba>>… Margaret tomó el dolor fruto de cada una de las situaciones complicadas que la atravesaron y lo direcciono hacia algo que no solo la ayudaba a lidiar con el trauma, sino que tenía la intención tan sincera y poderosa de mostrarle al mundo hechos extremadamente atroces, que por esa misma razón, tenían que ser expuestos. Alguien tenía que hacer esa labor y Moth ignoró innumerables veces su instinto de supervivencia con tal de cumplir con ella.

Jocelyn V. Gutiérrez Solis









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