Por: Alejandra Piña | @aletspi
¿Qué hace que el arte en sí parezca no tener límites cuando sí los tiene?, ¿quién o quiénes ponen esos límites y por qué?, ¿por qué es tan complicado quitar esas limitantes cuando ya se puso alma, mente y cuerpo? Son las preguntas que surgen en cada cierto tiempo avanzado de Apolonia, Apolonia, documental de la directora danesa Lea Glob.

Y, pregunta aparte: ¿qué lleva a Lea filmar a Apolonia, su protagonista, durante tantos años? Parece no existir una respuesta literal, pero es cierto que está implícita en el documental. La directora danesa comienza a filmar en 2009 como parte de un proyecto escolar, al tiempo que Apolonia también se esforzaba por recibir las mejores noticias en su escuela de arte, por lo que su crecimiento y desarrollo profesional y personal, se convierte en un acompañamiento mutuo en el que Apolonia también toma la cámara en ocasiones para retratar a Glob, cual reflejo una de la otra.

Jóvenes ambas, insertan en la narrativa cuestionamientos sobre el futuro, las emociones, la incertidumbre, los contextos socio-políticos de Dinamarca, así como el feminismo, la identidad, la sexualidad y el patriarcado. En contraparte, las figuras masculinas que interactúan con Apolonia pasan a segundo plano, con un discurso intrínseco de la protagonista que pone en discusión con lxs espectadorxs la posición de poder del hombre en la industria del arte.

De manera profunda podemos encontrar dichas refutaciones, pero el film se construye a partir de una narración y un montaje sumamente orgánicos, tan solo siguiendo los pasos de Apolonia, sus dudas, anhelos e ideales, pero también sus confrontaciones y la fragilidad en la que, año con año, va encontrando respuestas para forjar su inminente madurez con la que comienza a captar el mundo.

Sin embargo, todo este viaje no podía suceder sin adentrarse en la vida y linaje familiar de la misma Apolonia. A través de material de archivo personal, atravesamos la historia de sus padres, la historia de su entonces hogar en París y el significado emocional que tiene para ella. Para este punto, Lea expone de manera sútil no solo un espacio como hogar, sino el arte mismo hecho hogar para Apolonia, pues ahí es donde converge la expresión y la búsqueda de la libertad creativa y en la búsqueda de buscar lo eterno en una pintura o en una película que se viven en contextos patriarcales.
Apolonia, Apolonia es un ejercicio de autorreconocimiento y autocompasión a través de la otredad; en este caso, a través de su protagonista y su directora, quien recurre al uso de la exploración de espacios e identidades con un formato casero, saltando de lo doméstico a lo social y político.

El documental forma parte de la Gira de Documentales Ambulante 2023 y se espera que pueda verse de manera digital en los próximos días de septiembre como parte de la programación de Intersecciones.









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