Por: Alejandra Piña | @aletspi
Entre 1920 a 1940, México atravesaba la llamada “revolución pasiva”, es decir, un movimiento en el que las clases dominantes buscaban frustrar los movimientos sociales de las clases bajas para establecer un sistema hegemónico y un Estado democrático burgués con el fin de “transformar la sociedad”.
Esta etapa se puede apreciar en las primeras escenas de Perdida, la ópera prima de Viviana García Besné, nieta de Jorge García Besné, bisnieta de José Calderón, y sobrina de Guillermo y Perico Calderón, todos productores, pioneros del cine sonoro en México y dueños del Circuito Calderón, así como de Azteca Films.
¿Dónde empiezo a buscar los recuerdos de mi familia? Se pregunta la directora, al tiempo que reabre el baúl de fotografías, cartas y filmografía para cuestionar quiénes fueron, quién es ella y cómo ese linaje le ha válido para echar raíces sobre su futuro, un futuro que se ha desenmarañando a través de microhistorias familiares.
Viviana se para en medio de las remembranzas asumiendo su papel y su lugar en el tablero: el de reconstruir, el de salvar las memorias, el de continuar con el recorrido que marca la historia del cine mexicano desde un legado absorto de éxitos y fracasos.
Y es que desde 1936, la industria cinematográfica vivía su Época de Oro con todo el esplendor posible, lo cual le vino perfecto los Calderón. Sin embargo, a su término en 1956, los productores se enfrentan a una crisis en todos los aspectos y dan pie al cine de ficheras entre 1970 y 1980. Pero ¿fue su familia quién colmó de decepciones a una industria que se formaba con fuerza?
Si bien el cine de ficheras carece de muchísimas cosas y se colma de otras más cuestionables, el documental nos sitúa ante un panorama de confusión, pero también de reconciliación. Muchxs podríamos no ser afín, pero no debemos menospreciar que el cine popular es parte indispensable de nuestra cultura, es el reflejo de los contextos que se atravesaban socio-políticamente en aquel entonces. Con todo y esas complejidades, Viviana se abre a la aceptación y marca una reflexión importante para lxs espectadores.
Así es como a través de una narrativa que traspasan momentos históricos y filmográficos de gran relevancia en la industria audiovisual, la directora recoge también retazos domésticos-familiares y socioculturales que vislumbran un núcleo familiar y un cine patriarcal, pero acentúa su albedrío en preservar recuerdos para reencontrarse consigo misma como bisnieta, nieta y sobrina, pero sobre todo como una realizadora que deja su propia marca.
Con un montaje que reúne diversos formatos y una notable investigación de archivo, Viviana García Besné pisa escenarios físicos, evocativos y memorables de una enriquecedora travesía del celuloide en nuestro país, y entremezcla también un legado que escribe su autobiografía al tiempo que ella escribe y rescata ese legado.
Perdida es un paseo simbólico que remonta a esos recuerdos de las infancias en los que Santa (Antonio Moreno, 1932), Sombra Verde (Roberto Gavaldón, 1954), Bellas de Noche (Miguel M. Delgado, 1975), las películas de El Santo y un repertorio colosal de películas mexicanas, nos acompañaban en las tardes del fin de semana en la televisión abierta. Sin duda, Viviana García Besné levantó un memorial a su linaje y al trayecto de un cine nacional que está más vivo que nunca.
Este documental forma parte de la Gira de Documentales Ambulante 2023 que se lleva a cabo en diferentes sedes presenciales de la CDMX hasta el 8 de octubre. Perdida se proyectará el 10 de septiembre en la Cineteca Nacional. Consulta la programación completa aquí.
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