Por: Esther Montes | @venuscirene
En la teoría, nada justifica un crimen y la justicia es una. En la realidad, en nombre de Dios, o de las buenas costumbres se han cometido una cantidad de crímenes que rayan en la ficción de cualquier película o serie por lo absurdo de su contexto.
Esto último parece explicar el verdadero horror de Holy Spider (Araña Sagrada, 2022) del director iraní Ali Abbasi (Border, 2018) y que hace un año, justamente en el Festival de Cine de Cannes, hizo un eco sobre una narrativa que lastimosamente no deja de sorprendernos: la violencia contra la mujer.
La premisa es una historia que bien pudimos haber leído o visto hace unas horas en redes sociales, pero que sucedió en el 2000, en Mashhad, Irán: Saeed Hanaei, un hombre devoto a su familia, a su religión, a su trabajo, aceptó y defendió 16 feminicidios cometidos en el periodo de un año.
En su defensa, Saeed afirmó que su misión era limpiar las calles de las pecaminosas acciones de estas mujeres que ejercían la prostitución, actividad que marca a quienes la ejercen, como si exponerse en las calles fuera una elección hecha por mera diversión.
Gracias a Holy Spider es posible ver la realidad de ser una mujer, y peor aún una mujer sola en Irán (y que se extiende a otros países): el miedo a caminar solas por la noche; la vergüenza ante las miradas de repudio; la invalidación por un estado civil que no te permite ni siquiera reservar una habitación de hotel; la impotencia de no poder denunciar o detener el hostigamiento sexual porque la revictimización sucederá de inmediato. La lista puede continuar.
Mientras el espectador conoce el rostro de este asesino serial desde el primer momento, las autoridades no hacen ningún esfuerzo por disimular su poco interés en el caso. De cierta manera, alguien está “limpiando” las calles por ellos.
Es aquí que la labor de una periodista de nombre Rahimi pone contra la pared al gobierno local y expone el descaro con el que se ha tratado el caso desde el inicio. La misión de Saeed Hanaei era un secreto a voces que era más sencillo dejar pasar que encarar porque… ¿Quién habría de creerle a una mujer?
Importante hacer una pausa para destacar el por qué afirmo que en esta historia la realidad y la ficción se entrelazan irónicamente. Y es que el personaje de esta valiente periodista es interpretado por la actriz Zar Amir-Ebrahimi, quien en 2008 tuvo que dejar Irán luego de la filtración de un video íntimo que le valió ser condenada a prisión y 99 latigazos.
Así, mientras en su país natal Zar Amir tiene una sentencia pendiente, en Francia, donde radica desde hace 15 años, fue ovacionada por su trabajo en esta cinta con la palma a Mejor Actriz en la edición pasada de Cannes.
Tan curioso es lo anterior como la reacción que tuvo el juicio de Saeed Hanaei, quien se convirtió en el héroe de los extremistas, quienes consideraban que no debía morir por sus acciones, sino liberado, casi honrado.
La indiferencia con la que estos asesinatos y las víctimas fueron tratados es escalofriante, pero lo es más atestiguar cómo el odio hacia la mujer y el machismo se hereda, se normaliza en el hogar; cómo un adolescente cree fervientemente que su padre hizo lo correcto; como las mujeres pueden aplaudir que se castigue y asesine a otras mujeres.
Advertencia: Holy Spider (Araña Sagrada, 2022) de Ali Abbasi no tiene un final feliz, pero sí un llamado de atención acerca de los extremos y la dualidad de opiniones que premian a un asesino y castiga a mujeres juzgadas por las decisiones que deben tomar para sobrevivir y proveer a sus familias. En Latinoamérica, es posible que Holy Spider esté próximamente disponible por MUBI (stills propiedad de la plataforma). Atentos.
Girls at Films 
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